domingo, 28 de septiembre de 2014

Giorgio Colli "El nacimiento de la filosofía" Capitulo 2 (Aporte)

Lo dionisíaco en nuestras vidas es tan necesario como el agua. Si perdemos la voluntad de vivir lo perdemos todo. En Dionisos encontramos lo estético del mundo, esa “belleza” que alegra el día a día de los mortales, para ello debemos perder la razón, la lógica de todo comportamiento religioso o costumbre moral que indica cómo debe ser nuestro comportamiento; es necesario desprendernos de la perfección.
Desde niños se crea en nosotros una estructura apolínea que nos limita al crecer y empezar a vivir, nos causa un miedo terrible al error, al fracaso, al rechazo. Siempre buscamos la homogeneidad y ser aceptados por un grupo aunque sea pequeño y es en este afán por la aceptación que callamos nuestro cuerpo y deseos; terminamos sin saber qué es lo que nos motiva, silenciamos al niño interno y cuando sale nos reprochamos; tenemos prohibido ser infantiles, ser imperfectos y sobre todo, tenemos prohibido el no gustarle a la sociedad. 

Giorgio Colli "El nacimiento de la filosofía" Capitulo 1 (Aporte)

La cultura griega se cimienta en el deseo por el conocimiento; un conocimiento del futuro al cual pertenece la sabiduría, y desde allí, se crea la filosofía para mantener el diálogo de los sabios, quienes han dado luz en medio de la oscuridad.
El conocimiento no llega a los hombres de forma tangible, llega en palabra, palabra oculta y difusa que Apolo da a los hombres; esta palabra debe ser interpretada y para ello se necesita de la intuición. Dicha palabra es dada a los hombre por medio del oráculo o la sacerdotisa y el hombre a quien fue dada la debe descifrar; la verdad solo es señalada; las palabras son dadas por medio de diálogos y discusiones en los cuales se pierde la razón, y esta última, nos permite dilucidar la palabra mantica.
Es en este punto en donde podemos comprender por qué la locura es el medio del conocimiento, esta nos permitirá descifrar las palabras de ese dios cruel (recordemos que Apolo, además de ser el dios de la sabiduría, el conocimiento y el arte, es a la vez, un dios cruel, que castiga desde lejos) que en el fondo pareciera que poco le interesara darnos el conocimiento, lo otorga a medias, lo da sin dárnoslo. Hay cuatro tipos de locura que nos permitirán descifrar aquello que Apolo nos dice y son:
La locura profética: aquella que nos permite producir el futuro, traducir la palabra en sabiduría y dársela al hombre por medio de conocimiento para construir el futuro y vivir el presente; es una obsesión por el conocimiento y la sabiduría, es un arte de adivinación.
La locura mistérica: en esta locura es necesaria una ceremonia ritual, la cual permitirá entrar en cierto transe en el cual los dioses trasmitirán la verdad, la palabra mágica. Esta visión del dios es un don de Dionisos.

Las otras dos locuras son variaciones de las primeras, la poética se relaciona con Apolo y la erótica con Dionisos. La locura poética, corresponde a la inspiración artística, a una capacidad creadora a través de la cual comparto mis imágenes con el otro, imágenes dadas por las musas. Mientras que la locura erótica, es sentir lo que otro siente en su piel, en donde el tiempo y el espacio confluyen. 

domingo, 14 de septiembre de 2014

"Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán: 
“¡Es hora de embriagarse! 
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, 
¡embriáguense, embriáguense sin cesar! 
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca." Charles Baudelaire.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Los griegos construyeron todo su arte referenciándose en los dioses olímpicos, los cuales se reflejan en todos los aspectos de sus vidas debido al mito, este mito es el que da razón y organiza su mundo, sobre él se escribe su historia, se construye su cultura y se crea el arte.

En la arquitectura y la escultura sobresale Apolo como mayor ideal de belleza y en función de lo que él representaba se construyeron grandes edificios con frisos de gran belleza y simetría que narran sus mitos y retratan a sus dioses.


Según Nietzsche “Todo ese mundo olímpico ha nacido del mismo instinto que tenía su figura sensible en Apolo, y en este sentido nos es licito considerar a Apolo como padre del mismo.”
¿En qué momento la frontera de lo apolíneo es dionisiaca?

La frontera de lo apolíneo y lo dionisiaco es la embriaguez consciente, cuando nos encontramos con nuestro yo individual sin dejar de ser un ente activo en un determinado grupo social.

Al lograr el equilibrio entre estos impulsos (apolíneo y dionisiaco) cargamos de significado el lenguaje común del arte (técnica), para llenarla de contenido con el lenguaje dionisiaco (esa imagen que nos atrae sin saber por qué); este lenguaje no es explicito, como tampoco es legible la frontera de los impulsos.


Estos impulsos vienen de la misma esencia, de la misma fuente (Zeus) y es por esto que se hace tan complejo hallar ese punto de equilibrio.

lunes, 1 de septiembre de 2014

“Todo artista es un imitador”, bien sea de sus sueños oníricos, de la realidad que interpreta según sus percepciones o simplemente de lo que ve. Dentro de estos artistas encontramos tres tendencias: a lo apolíneo –imágenes idealizadas, se interpreta la realidad según los ideales sociales de belleza-, lo dionisiaco –una reinterpretación de nuestra realidad, busca develar una verdad inexistente, no interesa el prejuicio social, solo la satisfacción de sus sueños oníricos-, y ambos –equilibrio entre lo dionisiaco y apolíneo, embriaguez consciente-.

En el Bosco, podemos notar según su contexto que su obra es moralizante, adoctrina en un mundo de analfabetismo y educa en la religión cristiana; existe una necesidad constante de mostrar que puede suceder a nuestras almas sino obramos según lo indican los preceptos cristianos y como ellas se encuentran en una lucha constante de dominar un cuerpo propenso a la tentación.

Bosch se encuentra dominado por ambas pulsiones apolínea y dionisiaca, en donde lo apolíneo no responde a esas imágenes bellas y de formas perfectas, pero si responde a un hambre de moralidad presentes en él; en cuanto a lo dionisiaco podríamos decir que se encuentra completamente embriagado de su extrema piedad, de su técnica, la cual se sale de todo ideal renacentista de mimetismo y belleza, de sus obras religiosas llenas de simbolismos que se nos muestran como una verdad oculta que debe ser descifrada, nos dice cómo debemos salvarnos y cuál es el camino a dios.

Un ejemplo de esto es la obra “la mesa de los siete pecados capitales”.

En Marina Abramovic, descrita a sí misma como la “abuela del arte de la performance” observamos como un artista viaja entre las pulsiones apolíneas y dionisiacas traspasando muchas veces este umbral.
En uno de sus performances “Ritmo0, 1974”, el más impactante se devela este juego de pulsiones, en donde el público completamente embriagado deja al descubierto todas sus perversidades.
La experiencia que aprendí fue que... si se deja la decisión al público, te pueden matar... Me sentí realmente violada: me cortaron la ropa, me clavaron espinas de rosas en el estómago, una persona me apuntó con el arma en la cabeza y otra se la quitó. Se creó una atmósfera agresiva. Después de exactamente 6 horas, como estaba planeado, me puse de pie y empecé a caminar hacia el público. Todo el mundo salió corriendo, escapando de una confrontación real.
Marina Abramović




“La artista está presente, 2010” Una gran retrospectiva de su obra en la cual me atrevo a decir que se evidencia una etapa de equilibrio, de armonía, en este punto ella regresa a la embriaguez consciente y mira con cierta calma como las vidas y su vida transcurren frente a sus ojos.