En Marina Abramovic, descrita a sí
misma como la “abuela del arte de la performance” observamos como un artista
viaja entre las pulsiones apolíneas y dionisiacas traspasando muchas veces este
umbral.
En uno de sus performances “Ritmo0,
1974”, el más impactante se devela este juego de pulsiones, en donde el público
completamente embriagado deja al descubierto todas sus perversidades.
La experiencia que aprendí fue que...
si se deja la decisión al público, te pueden matar... Me sentí realmente
violada: me cortaron la ropa, me clavaron espinas de rosas en el estómago, una
persona me apuntó con el arma en la cabeza y otra se la quitó. Se creó una
atmósfera agresiva. Después de exactamente 6 horas, como estaba planeado, me
puse de pie y empecé a caminar hacia el público. Todo el mundo salió corriendo,
escapando de una confrontación real.
Marina Abramović
“La artista está
presente, 2010” Una gran retrospectiva de su obra en la cual me atrevo a decir
que se evidencia una etapa de equilibrio, de armonía, en este punto ella
regresa a la embriaguez consciente y mira con cierta calma como las vidas y su
vida transcurren frente a sus ojos.
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